No hay idioma en el que no existan palabras malsonantes y un alto porcentaje de las personas en algún momento las han utilizado. Una información documentada establece que las palabras obscenas solían ser únicamente del dominio masculino y NUNCA se escuchaban en los medios de comunicación. Sin embargo, las restricciones en este sentido se han ido levantando en forma gradual y hoy en día el lenguaje obsceno es de uso corriente en el cine, la radio y la televisión.
Robert L. Genua [1] plantea que el uso de palabras malsonantes puede dividirse en tres niveles, que son:
1. Las palabras ligeramente subidas de tono, que se emplean con frecuencia en la conversación cotidiana, usadas como interjecciones u ofensas leves. (No citaré ejemplos)
2. Las palabras no aceptadas socialmente, regularmente asociadas a la sexualidad o a la provocación por medio de insultos, cuyo uso público no es tolerable.
3. El lenguaje inmoral, que consiste en palabras que violan reglas establecidas por la iglesia, por ejemplo, atacar los mandamientos bíblicos y tomar el nombre de Dios en vano. Generalmente el lenguaje inmoral es ofensivo para la mayoría.
Nos conviene evaluar el efecto que tendría el lenguaje obsceno en nuestro estilo personal de comunicación. Soy de opinión que este lenguaje es INNECESARIO, e injustificable. Hay gente que cree que este estilo les gana popularidad o alguna ventaja, como si no tuvieran otra estrategia para hacerse escuchar, y se escudan detrás del argumento de que el lenguaje grosero es más bien gracioso y no hace daño a nadie. Lo que ocurre en verdad es todo lo contrario, pues sí puede afectar negativamente su reputación y puede llegar a disminuir su nivel de profesionalismo, y desde luego, siempre hay alguien que resulta ofendido.
Me permito pues, asegurar que no hay razón alguna que justifique el empleo de lenguaje indecoroso. Me permito también aconsejarle que use un lenguaje limpio, si quiere ganar y mantener el respeto de los demás. La Biblia dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. Efesios 4:29
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